Miguel Lop Sebastiá (1929-2023):traductor y especialista ignaciano

di José Carlos Coupeau S.I.

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Abstract

Miguel Lop Sebastiá (1929-2023) è stato un importante traduttore e specialista della spiritualità ignaziana, la cui vita e opera hanno lasciato un’impronta duratura. Nato a Morella, Castellón, si trasferì a Barcellona con la sua famiglia, dove sviluppò una passione per la musica e la religione. Entrato nella Compagnia di Gesù nel 1944, dopo un periodo di formazione in diverse località, ottenne un dottorato in teologia ascetica e mistica. La sua carriera si distinse per le traduzioni di opere significative legate alla storia gesuita, inclusi scritti di figure come Pedro de Ribadeneira e Alfonso Salmerón.

Miguel ha svolto un ministero pastorale attivo, combinando il lavoro nella chiesa con ruoli educativi e amministrativi. Ha dedicato particolare attenzione alla cura del fratello José María, un gesuita missionario gravemente infortunato. La sua vita è stata caratterizzata da una rigorosa etica del lavoro e una dedizione all’educazione e alla celebrazione dell’Eucaristia, che considerava centrale nella sua vocazione. Conosciuto per la sua precisione e capacità organizzativa, ha anche contribuito significativamente all’editoria della provincia gesuita.

La sua eredità è testimoniata non solo dalle pubblicazioni ma anche dall’affetto di coloro che lo hanno conosciuto, che ricordano la sua energia contagiosa e il suo impegno instancabile nel servizio alla comunità. Miguel ha lasciato un segno indelebile nel panorama religioso e culturale, rappresentando un esempio di dedizione e passione per la fede ignaziana.

Miguel Lop Sebastiá (1929-2023) fue un importante traductor y especialista en la espiritualidad ignaciana, cuya vida y obra han dejado una huella duradera. Nacido en Morella, Castellón, se trasladó a Barcelona con su familia, donde desarrolló una pasión por la música y la religión. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1944 y, tras un período de formación en diversos lugares, obtuvo un doctorado en teología ascética y mística. Su carrera se destacó por las traducciones de obras significativas relacionadas con la historia jesuita, incluidos escritos de figuras como Pedro de Ribadeneira y Alfonso Salmerón.

Miguel llevó a cabo un ministerio pastoral activo, combinando su trabajo en la iglesia con roles educativos y administrativos. Prestó especial atención al cuidado de su hermano José María, un jesuita misionero gravemente herido. Su vida estuvo marcada por una rigurosa ética de trabajo y una dedicación a la educación y a la celebración de la Eucaristía, que consideraba central en su vocación. Conocido por su precisión y capacidad organizativa, contribuyó significativamente a la obra editorial de la provincia jesuita.

Su legado se evidencia no sólo en sus publicaciones, sino también en el afecto de quienes lo conocieron, que recuerdan su energía contagiosa y su incansable compromiso en el servicio a la comunidad. Miguel dejó una huella indeleble en el panorama religioso y cultural, representando un ejemplo de dedicación y pasión por la fe ignaciana.

Keywords

Traduttore, Spiritualità, Ministero, Eucaristia, Teologia.
Traductor, Espiritualidad, Ministerio, Eucaristía, Teología.

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1 Biografía

Miguel Lop Sebastiá reposa en el cementerio de Sant Cugat desde el 18 de agosto de 2023. Para entonces, ya descansaba allí cerca el cuerpo de su querido hermano menor José María, también jesuita, al que enseguida me referiré.

Los Lop-Sebastiá se trasladaron desde un pintoresco pueblo del Maestrazgo (Morella, Castellón) a la Ciudad condal, donde la familia se asentó. Allí nacieron Miguel y Jose María y siendo niños empezaron a conocer a los jesuitas de la iglesia del Sagrat Cor. Miguel recordaba cómo, luego de concluir la Guerra Civil, fue el primero que ingresó en la escolanía de esta iglesia. Como miembro de la escolanía, Miguel pasó a recibir la educación que se impartía en Sant Estanislau, la escuela asociada. En aquella escolanía y esta escuelita, Miguel se inició en una afición por la música que desarrollaría luego toda su vida. La madre de los Lop-Sebastiá trabajaba en la limpieza de la iglesia, y en sus altares Miguel asistió a tantos jesuitas celebrantes como monaguillo antes de su ingreso en la Compañía el 20 de junio de 1944. Aquel año acababa de cumplir quince años. Eventualmente, en aquella iglesia y altar presidió su primera misa el día de san Ignacio de 1959.

Nacido y criado en Barcelona, Miguel llegó a vivir en Barcelona, ahora como jesuita, unos sesenta años. Después del noviciado y primeros estudios en Veruela (1944-50), se trasladó a Sant Cugat, donde completó su formación filosófica, empezó la teología y fue ordenado. Miguel guardaba un recuerdo entrañable de Veruela, adonde quiso regresar de visita en ocasiones. También de las recias condiciones de aquel monasterio y del frío que pasó en él. Después de la tercera probación en Bélgica (1960-61), Miguel coronó su formación obteniendo un doctorado en teología ascética y mística (Roma: Universidad Gregoriana, 1961-63)[1]. A partir de entonces, Miguel publicó traducciones y ediciones críticas de monumenta jesuíticos. Documentación como la autobiografía de Pedro de Ribadeneira (1527-1611), numerosos escritos y fragmentos de Jerónimo Nadal referidos a Ignacio de Loyola o al Instituto (documentos fundacionales de la Compañía), una selección de la correspondencia de Alfonso Salmerón (1515-1585) o los más antiguos directorios redactados para la transmisión de la práctica de los Ejercicios Espirituales (1544-1590).

Gran parte de su ministerio -medio siglo- lo llevó a cabo desde la residencia del Sagrat Cor. Algunos compañeros asocian la permanencia en aquel destino con sus horarios, ritmos y certezas un tanto “asentados”, y también con su firmeza acerca de cómo se suponía que tenía que hacerse todo allí. El paso de muchos años, el paso de muchos más jesuitas por la casa, y su propio paso a la comunidad de Palau, fueron suavizando lo que otros vivían como testarudeces; lo fueron haciendo muy agradable, aunque siempre de poca conversación (“Ja us ho fareu!”). Su memoria inmensa, su agudeza y su disposición infatigable acababan recomendándolo antes o después para una diversidad de trabajos. Su afición al latín y comprobada competencia traductora en esta lengua, por ejemplo, lo convirtieron en referente y ayuda para muchos compañeros.

2 Apostolado pastoral

Durante aquella permanencia en la residencia e iglesia, Miguel compaginó una vida apostólica como operario en el templo, director de Ejercicios o colaborador en los colegios de Sagrat Cor de Gràcia y Sagrada Familia, con más tareas domésticas (ministro, ecónomo, consultor, bibliotecario o historiador de la comunidad) y con servicios a la Provincia Tarraconense de la Compañía de Jesús (Admonitor 1965-71 del P. Provincial, Socio y Consultor). Miguel también dedicó un tiempo de calidad a cuidar de su hermano, José María. José María había marchado a Bolivia, donde llevaba una vida de misionero, cuando en 1980 sufrió un accidente. Cayó de lo alto de una torre a doce metros de altura, mientras intentaba erigir una antena de radio. Trasladado a la ciudad de la Paz y después de un año de convalecencia, nunca se recuperó. Las graves lesiones lo hicieron cada vez más dependiente. Decidiéndose que regresara a España, Miguel se entregó con cariño a sacarlo a la calle, hacerle compañía y cuidarlo hasta la muerte.

Miguel tenía un don para organizarse. Esto le permitía encontrar tiempo en medio de todo para tareas de edición y publicación también, que luego señalaré. Cuando todavía era Socio del P. Provincial, Miguel ya puso en marcha la hoja informativa de la Provincia Tarraconense (Noticias). Luego a la muerte del Hermano Batlle, también asumió la Estampería de las Congregaciones Marianas (1985-99). Batlle había hecho una gran labor de impresión, pero fue Miguel quien consiguió dar salida a tanto material que esperaba en el almacén. Por entonces, colaboraba con intensidad a la edición, corrección de pruebas, maquetación, impresión, publicación y seguimiento de suscripciones para la revista Selecciones de Teología (1979-2004). Colaboró, asimismo con Actualidad bibliográfica (1997-04) y Cristianisme i Justìcia, saneando la contabilidad de esta última y pasando las auditorías.

Entre todos sus trabajos pastorales, más entrañable fue su capellanía entre las religiosas angélicas de la calle Bruc 131. Para ellas, Miguel presidió la eucaristía diariamente entre 1997-2022. Lo recuerdan con cariño, desde la novena del Sagrado Corazón de Jesús, que Miguel les predicó y dio comienzo a su ministerio. También para las residentes, Miguel impartió clases de Biblia durante años. Las hermanas apreciaron lo ameno de aquellas sesiones. Miguel armonizaba la doctrina con sus ejemplos, que la hacían más agradable y comprensible. Las hermanas le celebraron por todo lo alto al cumplirse las bodas de plata de su llegada. La Hermana Begoña, superiora, me refería acerca de él:

Nunca faltó a su servicio hiciera frío o calor, con sol o con lluvia. […] celebraba la Eucaristía con verdadera unción, sus homilías muy bien preparadas, siempre se centraban en la Palabra, nunca se mezclaron anécdotas u otra clase de comentarios, su predicación se escuchaba con verdadero gusto y siempre incluía una enseñanza.

Con el pasar de los inviernos, las angélicas fueron notando que al “Padre Lop” le costaba cada vez más llegar hasta la residencia. Aparecía cansado a su cita diaria. Sin embargo, “al salir al altar realmente se transformaba” -las hermanas recuerdan- no dando luego muestra alguna de cansancio o malestar.

Miguel llegó a confesarle a un compañero de comunidad que estaba convencido de que el Señor le daba vida solo para seguir celebrando la Eucaristía con ellas. Las angélicas, por su parte, admiraron como el Padre Lop iba asumiendo su creciente debilidad, llevándola con naturalidad, valentía y lucidez. Una de ellas, Conchita, a quien entrevisté en la portería de la residencia, se expresaba así: incluso para hermanas que, en tránsito por Barcelona, lo habían escuchado alguna vez, fue “de inmejorable recuerdo”. Y concluía: “dejó el listón muy alto.” Ja us ho fareu!

En otro orden de cosas, Miguel organizó una actividad pastoral, los Dijous culturals (tardes culturales de los jueves), que alcanzó gran éxito. La oferta consistía en conferencias, que organizaba para el gran público en los locales de Roger de Llùria. Él mismo impartió numerosas de tema musical, que incluían presentaciones de piezas salpicadas con audiciones de fragmentos explicativos y que representaban su propia experiencia gozosa de la música.

Al final, Miguel se retiró a Sant Cugat, ahora a su enfermería (2022-23). Agradecido a quienes en ella le asistían, se expresaba acerca de ella como de “un hotel de lujo”. A visitarle allí, solía venir la poca familia que ya le quedaba, unos sobrinos, residentes en Zaragoza. José Piquer explica que mientras sus compañeros jesuitas lo conocían por “Miquel”, para ellos siempre fue el “tío Miguel”. Piquer también recuerda que Miguel los recibía siempre “con su sonrisa y franca alegría”, aun si se presentaban sin previo aviso. Sonríe al recordar aquel optimismo y buen humor, que se le hacía especialmente contagioso. Pero al final de sus días, también esto fue cambiando, a medida que Miguel se apagaba y en sus conversaciones daba por concluido su viaje y mostraba su buena disposición para partir. “Ja us ho fareu!

3 Modo de trabajo

En general, Miguel demostró una precisión fuera de lo común y un tesón al par. Desarrolló un método de trabajo propio. José García de Castro lo ha descrito con dos palabras: “entusiasta e ilusionado.” También podríamos decir que trabajaba humilde y eficazmente. Y esto, a pesar de los medios de que se valía. Soy testigo del viejo ordenador y el aún más viejo sistema operativo que utilizaba. A la vez, también doy fe del orden que imperaba en su disco duro y de la rapidez con que encontraba lo que quería en un océano de información.

Quizá el “secreto” de la productividad de Miguel fuera su regularidad y constancia de relojero. En gran medida, le hicieron idóneo para terminar proyectos prolijos, a los que nadie se animaba. Francesc Xicoy describe a Miguel como “extraordinariamente fiel e intenso cumplidor de sus deberes y trabajos”. Cuando asumió el cargo de bibliotecario, por ejemplo, revisó la catalogación de unos 30.000 títulos que contaba la biblioteca comunitaria de Roger de Llùria, dotándola de nueva signatura. Y cuando le confiaron las tareas correspondientes al vicepostulador para la beatificación del P. Jacinto Alegre[2] (promotor del Cottolengo en Barcelona y miembro de aquella misma comunidad del Sagrat Cor), cumplió igualmente bien rehaciendo la antigua Positio. Pascual Cebollada, actual Postulador General de la Compañía de Jesús, recuerda que, siendo Joan Segarra vice-postulador de la causa de Alegre desde hacía unos años, pero estando enfermo, el borrador de la Positio seguía detenido. Por ello recurrieron a Miguel para reelaborarla y concluirla. Miguel culminó el trabajo con gran satisfacción del entonces Postulador General, el riguroso Paolo Molinari. La nueva Positio se caracterizaba por la precisión y extraordinaria rapidez con que había sido completada (2003), siendo Miguel, no obstante, un mero “colaborador externo”. Miguel se convirtió, primero de hecho, y a partir del 5 de noviembre de 2008 de derecho, en el nuevo Vice-postulador. Desempeñó el cargo hasta el día en que se cumplían las bodas de diamante de su ingreso en la Compañía (2019). Miguel, sintiéndose ya menos idóneo, aprovechó la ocasión para escribir al Postulador: “Ahora dedicaré el poco tiempo que me queda a la oración” y presentar su renuncia (“Ja us ho fareu!”).

Miguel se hacía idóneo para tareas editoriales, de contabilidad o traducciones. En la nota necrológica, Llorenç Puig asocia la laboriosidad de Miguel también con la edición anual del Catálogo de la Provincia y con otras publicaciones. Entre ellas, destacan los libros litúrgicos de la Compañía de Jesús en catalán y, en particular, la última edición del Misal Propio de la Compañía[3]. Miguel se cuidó de editar y encuadernar asimismo los textos de la Hora Sexta, para la oración comunitaria.

En contraste con su laboriosidad, Miguel descansaba poco. Anualmente, al atardecer de la fiesta de san Ignacio, salía de Barcelona para comenzar sus vacaciones y actividades de verano. Se trasladaba rutinariamente a la casa rural situada en Mas Molins (Viladrau, Girona)[4] y concluidos los días de vacación, inexorable Miguel, acudía al Centro espiritual de Raimat, para realizar sus ocho días de ejercicios. Semanalmente, en cambio, su descanso incluía “todos los sábados y domingos” sentarse a la televisión inmediatamente después del café-tertulia de comunidad, para ver alguna película.

4 Dos imágenes

Intentando recapitular su modo particular, mediante dos imágenes “instantáneas”, recordaría, primero, cómo Miguel solía aparecer un día ante el Superior o quien le hubiera asignado una de estas tareas que solía acometer con denuedo. Y mirando fijo-fijo y sonriendo, le anunciaba con los ojos bien abiertos y sin parpadear: “Ya he terminado”. La imagen quiere expresar la alegría y liberación de una presión, la que seguramente le había acompañado durante las últimas etapas de cada proyecto. Miguel se fijaba proyectos de larga duración. Les ponía ritmo de progreso, los iba culminando y los remataba; ellos, en cambio, lo mantenían vivo. Quería “terminar” las cosas que empezaba… y empezaba cosas que tendían a durar y pedir muuuuucha dedicación y atención. Mientras las llevaba a cumplimiento, se sentía vivir y morir también.

La “instantánea” complementaria sería el mismo Miguel, ahora con los ojos medio entornados, con la cabeza medio vuelta de un lado, como quien ya se está yendo, y diciendo en un tono más serio “Ja us ho fareu!” (¡ya os apañaréis! O ¡ya vais a tener que arreglároslas sin mi!). Creo que el sentido de esta expresión ya utilizada más arriba, se comprende a partir de lo que va escrito: Miguel se exigía mucho. Le gustaba el trabajo “bien hecho” y los trabajos inacabados o mediocres le decepcionaban un poco. Miguel usó una retórica más bien clásica, aunque particular suya. Si esta se adaptaba del púlpito a la argumentación y conversación en otros aspectos, no parece que lo hiciera particularmente en el tono y potencia de voz. Alguno lo ha descrito con cariño: “Era persona de ideas claras y distintas, blanco o negro, con pocos matices. Férreo defensor de sus convicciones. Las defendía con energía ayudado por su tono y voz potente.” Y describe su sentido del humor como “inofensivo, nada mordaz o socarrón”.

Siendo guía de la peregrinación por los lugares ignacianos en Barcelona, por ejemplo, acompañó a todo tipo de grupos de visitantes durante años. Ponía mucha energía en ello y rescataba con ingenio detalles que hacían vibrantes y hasta entusiastas sus presentaciones. Así en Santa María del Mar, explicaba cómo hemos llegado a saber cuál era el lugar donde sant’ Ignasi pedía limosna, dando detalles sobre la altura de las aguabenditeras y las consecuencias de todo ello. Ante la Iglesia de Justo y Pastor, en cambio, interpretaba porqué san Ignacio habría escrito a Isabel Roser: “Os debo más que a cuantas personas en esta vida conozco” o, en fin, en la Plaza de Santa Catalina justificaba porqué los jesuitas tardaron tanto en entrar y celebrar una misa en el domicilio de Inés Pascual y en la habitación que Ignacio ocupara, propiedad custodiada por los dominicos durante décadas. Luego, de guiñar un ojo a la audiencia, a renglón seguido y asumiendo un tono característico, recuperaba la atención de todos. La reorientaba hacia la esquina de un edificio y decía aquello de: “Para mí, ningún otro lugar más importante que esa casa que veis, en su lugar tuvo lugar un acontecimiento, sin el cual hoy no estaríamos aquí… ¡Si; allí me trajo mi madre al mundo!

Miguel cuidaba mucho sus homilías. En realidad, la Eucaristía toda era muy importante para él. En cierta ocasión en una reunión de comunidad, recuerda F. Xicoy, Miguel manifestó públicamente que estaba convencido de que Dios lo había llamado a la Compañía especialmente para poder celebrar la eucaristía. La Eucaristía era tan importante para Miguel, que llevaba contabilidad de las que había celebrado: no menos de 24.619, si hacemos caso a Llorenç Puig en la semblanza que leyó durante el funeral. También guardaba las homilías dominicales, como todo, ordenadas: por ciclos A, B y C. Y aún las de diario: tanto las correspondientes a los años pares, como las de los años impares, enfocándose en las primeras lecturas, aunque nunca las publicara.

5 Obra escrita publicada

Entre todas sus publicaciones, en cambio, especialmente apreciadas son aquellas que Miguel resolvió especialmente allí donde la historia, la teología y la espiritualidad de la Compañía se entrecruzan. Saliendo de Barcelona y hablando desde una perspectiva internacional, Terence O’Reilly se refirió a Miguel como a un destacado estudioso de la espiritualidad ignaciana, conocido por sus publicaciones relativas a la antigua Compañía de Jesús y a los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola. El mismo Miguel había descrito así su propio intento: “valuamos… nos esforzamos… procuramos… Pero evitamos construir por nuestra cuenta… nos limitamos a mostrar…”[5] Para O’Reilly la “meticulosa investigación y presentación de estos documentos [por Miguel] ha contribuido significativamente a la comprensión de la historia de los jesuitas y de la espiritualidad ignaciana, especialmente en el contexto español.”[6] O’Reilly destacó el rigor de Miguel y que hubiera puesto textos históricos redactados en latín originalmente a disposición de sus contemporáneos carentes de competencia latina alguna.

Sus Recuerdos ignacianos sirven aún hoy para introducir a los peregrinos a la entrada, estancia y salida de san Ignacio por Barcelona durante tres periodos: 1523 (cuando iba camino de Jerusalén), 1524-1527 (al regreso de Tierra Santa) y 1527 (camino de París).[7] Su Los Directorios de Ejercicios, representa la única traducción completa de todos los directorios de Ejercicios espirituales conocidos para el siglo XVI a una lengua moderna. La trascendencia de estos documentos consiste en que explican el modo como dar los Ejercicios que Ignacio, Polanco y los primeros grandes ejercitadores ignacianos compusieron. También escribió “biografías en mosaico”: biografías realizadas mediante la selección, montaje y composición juntos de párrafos extractados en documentos originales dispersos, pero que nos ofrecen perspectivas complementarias sobre un mismo personaje como san Ignacio, Nadal o Salmerón. De Jerónimo Nadal, extrajo sus enseñanzas fundamentales, con el fin de “satisfacer una demanda ampliamente manifestada: poner al alcance general las enseñanzas fundamentales del más profundo conocedor de la mente de san Ignacio tal y como las iba exponiendo a las primeras generaciones de jesuitas”[8]. Calificó como “globalización ignaciana” al efecto transmisor que apreciaba en la labor de Nadal, por ejemplo, en materia de oración y, sobre todo, en el modo de armonizar esta con la actividad apostólica.

Miguel, que lee inteligente y transversalmente la Monumenta Historica Societatis Iesu, ofrece selecciones atentas y discretas de textos. Es consciente de que las primeras generaciones de jesuitas vivieron como ninguna otra los Ejercicios. Los asimilaban y hacían propios con la experiencia lenta de quien está en contacto inmediato con la fuente. Pero, precisamente “por hallarse tan cerca de la fuente y tener tan a mano los mejores directores e intérpretes de la mente de s. Ignacio, no sintieron la necesidad de comentar, exponer e ilustrar el libro de los Ejercicios Espirituales” hasta más tarde.

Por eso, Miguel se propuso dejarnos índices utilísimos, como el índice de materias propias de los Ejercicios tratadas por los diferentes directorios (687-703),[9] el índice de lugares, que hispaniza y actualiza todos los nombres propios de personas y ciudades latinos (p.387-398),[10] o el “Índice ignaciano,” que ofrece datos de naturaleza biográfica acerca de pasos de la vida de Ignacio o informa en referencia a dichos o rasgos de su gobierno dispersos por los cinco volúmenes de escritos atribuidos a Nadal[11].

Miguel Lop Sebastiá fue un hombre profundamente dedicado a su fe y a la Compañía de Jesús. Su vida fue una mezcla de compromiso espiritual, erudición académica y labor pastoral. Su capacidad para combinar una meticulosa vida de estudio con un profundo sentido del servicio lo convirtió en un referente dentro de la comunidad jesuítica, tanto en Cataluña como a nivel internacional. Con estas breves notas he querido mostrar cómo el legado de Miguel Lop Sebastiá, tanto en su vida pastoral como en su labor intelectual, sigue vivo en la memoria de quienes lo conocieron y en las páginas de sus publicaciones, que continúan iluminando el camino de la espiritualidad ignaciana para futuras generaciones.

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Bibliografia

Giuliani, Maurice. Acoger el tiempo que viene: estudios sobre San ignacio de Loyola. Translated by Miguel Lop Sebastià. Bilbao – Santander: Mensajero – Sal-Terrae, 2006. Originalmente publicado como: Giuliani, Maurice. L’accueil du temps qui vient: études sur saint Ignace de Loyola. Paris: Bayard, 2003.

Lop Sebastià, Miguel. El director de ejercicios: la técnica ignaciana en la dirección de los Ejercicios. Barcelona: Eler, 1965.

________. “Clases de Ejercicios y de ejercitantes según los Directorios.” Manresa 36, no. 138 (1964): 55-74.

________. Ejercicios espirituales y directorios. Barcelona: Balmes, 1964.

________. Los Directorios de Ejercicios (1540-1599). Bilbao – Santander: Mensajero – Sal-Terrae, 2000.

________. “Recuerdos ignacianos en Barcelona.” EIDES, no. extra (2005): 1-62.

________. “‘Contemplativo en la acción’ es quien halla a Dios en todas las cosas.” Manresa 79, no. 313 (2007): 339-56.

________. “Biografía de Jerónimo Nadal.” In Anuario del Instituto Ignacio de Loyola, no. 15. San Sebastián: Universidad de Deusto, 2008.

________. “La vida del Padre Ignacio en las pláticas de Jerónimo Nadal.” Ignaziana www.ignaziana.org, no. 5 (2008): 3-20. Nuevamente publicado con el mismo título en Boletín de Espiritualidad 40, nº. 226 (2009): 26-45.

________. “El directorio de Ejercicios espirituales (1574).” In Los directorios de J. A. Polanco. Edited by J. García de Castro, Miguel Lop., translated by Miguel Lop, 177-245. Bilbao – Santander: Mensajero – Sal Terrae, 2016.

Lop Sebastià, Miguel, ed. Relatos ignacianos: hablan los testigos. Bilbao: Mensajero, 2017.

________. Apologías de los Ejercicios Espirituales. Bilbao – Santander – Madrid: Mensajero – Sal Terrae – Universidad Pontificia Comillas, 2019.

Missal propri de la Companyia de Jesús. Translated by Miguel Lop Sebastià. Barcelona: Província d’Espanya, 2016.

Nadal, Jerónimo. “Apología de la Compañía de Jesús contra la censura de la Facultad de Teología de París (1557).” Translated by Miguel Lop Sebastiá. Ignaziana. https://ignaziana.org/wp-content/uploads/2024/01/apologiaparis.pdf

________. Las pláticas del P. Jerónimo Nadal. La globalización ignaciana. Edited and translated by Miguel Lop Sebastià. Bilbao – Santander: Mensajero – Sal Terrae, 2011.

Nadal, Jerónimo, Cristóbal de Castro y Miguel Lop Sebastià. “Apología de los Ejercicios del P. Ignacio contra la censura de Tomás de Pedroche.” Translated by Miguel Lop Sebastiá. Ignaziana.

Ribadeneira, Pedro de. Confesiones. Autobiografía documentada. Edited and translated by Miguel Lop Sebastià. Bilbao – Santander: Mensajero – Sal-Terrae, 2009.

Salmerón, Alfonso. “Sermón del reverendo padre maestro Alfonso Salmerón, teólogo de la Compañía de Jesús, tenido recientemente en el Concilio Tridentino, en el que a ejemplo de San Juan Evangelista se describe la verdadera imagen de los Prelados. 27 de diciembre de 1546.” Translated by Miguel Lop Sebastià. Ignaziana. https://ignaziana.org/wp-content/uploads/2024/01/Salmeron.pdf www.ignaziana.org

Salmerón, Alfonso and Pedro de Ribadeneyra. Alfonso Salmerón, SJ (1515-1585): una biografía epistolar. Edited and translated by Miguel Lop Sebastià. Bilbao – Santander – Madrid: Mensajero – Sal Terrae – Universidad Pontificia de Comillas, 2015.

  1. Se defendió como Miguel Lop Sebastià, El Director y el ejercitantes según los directorios de Ejercicios (Pontificia Università Gregoriana, 1964).

  2. El Siervo de Dios Jacinto Alegre Pujals (nació el 24 de diciembre 1874 en Tarrasa, entró en la Compañía de Jesús el 30 agosto 1892 en el noviciado de Veruela; fue ordenado el 30 julio 1907 en Tarragona y murió el 10 diciembre 1930 en Barcelona). El P. Alegre llegó al colegio del Sagrat Cor en 1909 y pasó el resto de su vida en aquella comunidad con los ministerios propios del templo y del colegio. Habiendo visitado el Cottolengo de Turín, concibió el deseo de crear en Barcelona un hospital para incurables semejante, algo que promovió, pero no alcanzó a ver realizado en vida.

  3. Miguel Lop Sebastià, ed., Missal propri de la Companyia de Jesús (Barcelona: Companyia de Jesús, Província d’Espanya, 2016), aparecido contemporáneamente con Miguel Lop Sebastià, ed., Litúrgia de les hores: propri de la Companyia de Jesús (Barcelona: Província d’Espanya, 2016).

  4. Presumía “de los numerosos años que ininterrumpidamente había pasado sus vacaciones en aquella casa; de haber sido el primero en llegar a la cumbre de la montaña del Montseny (Matagalls) las veces que se subía en grupo a ella”, recuerda el P. Xicoy.

  5. Miguel Lop Sebastià, Los Directorios de Ejercicios (1540-1599) (Bilbao – Santander: Mensajero – Sal-Terrae, 2000), 450. Este volumen incluye la traducción de cada uno de los directorios del vol. 76 de Monumenta Historica Societatis Iesu y añade un comentario temático.

  6. Terence O’Reilly, “Apologías de los Ejercicios Espirituales, edited by Miguel Lop Sebastià, S.J.Journal of Jesuit Studies 7, no. 1 (2020): 137-39.

  7. Miguel Lop Sebastià, “Recuerdos ignacianos en Barcelona,” EIDES, no. extra (2005): 1-62.

  8. Jerónimo Nadal, Las pláticas del P. Jerónimo Nadal. La globalización ignaciana, ed. Miguel Lop Sebastià (Bilbao – Santander: Mensajero – Sal Terrae, 2011), 15.

  9. Miguel Lop Sebastià, Los Directorios de Ejercicios (1540-1599) (Bilbao – Santander: Mensajero – Sal-Terrae, 2000), 607-703.

  10. Pedro de Ribadeneyra, Alfonso Salmerón, SJ (1515-1585), una biografía epistolar, ed. Miguel Lop Sebastià (Bilbao – Maliaño – Madrid : Mensajero – Sal-Terrae – Universidad Pontificia de Comillas, 2015).

  11. Nadal, Las pláticas del P. Jerónimo Nadal, 375-408.